Austria gana el festival de Eurovisión 2025 y nuevo revés para España en el panorama musical europeo. JJ, representante austriaco, se alzó con el Micrófono de Cristal en Basilea gracias a Wasted Love, una balada operística que conquistó a jurados y público. Mientras tanto, Melody y Esa diva lograron solo 37 puntos, relegando a España al 24º puesto en una noche marcada por tensiones geopolíticas y sorpresas en las votaciones.
Austria gana Eurovisión 2025: tercera victoria con ópera contemporánea
Austria logró su tercer triunfo eurovisivo tras Udo Jürgens (1966) y Conchita Wurst (2014) con una propuesta que fusionó pop, electrónica y lírica operística. JJ, un barítono de 28 años, transformó el escenario en un lago virtual donde un piano flotante acompañó su interpretación de Wasted Love, metáfora visual del amor no correspondido. La actuación obtuvo 258 puntos del jurado profesional, máxima puntuación de la noche, y 170 del televoto, sumando 428 puntos totales.
El análisis postevento revela que la estrategia austriaca combinó innovación técnica -uso de proyecciones 3D sincronizadas con el movimiento del piano- y resonancia emocional. Países como Francia, Alemania y Suecia otorgaron sus máximas puntuaciones al tema, destacando su «universalidad melódica y ejecución impecable». Con esta victoria, Viena se perfila como sede potencial para Eurovisión 2026, aunque la UER aún debe confirmar la capacidad logística del país.
España: decepción en la antepenúltima posición
Melody, representante española, cerró su participación con 37 puntos (27 de jurados, 10 del televoto), situándose en el puesto 24 de 26 participantes. Pese al impacto visual de su actuación que incluyó un vestuario con 12.000 cristales Swarovski y coreografía inspirada en los años 20, la balada en español no conectó con el público europeo.
Los datos desglosados muestran un patrón preocupante:
– Jurados profesionales: 21ª posición, con solo 10 puntos de Albania como máximo aporte.
– Televoto: 24ª plaza, superando únicamente a Noruega y Reino Unido.
– Voto español: Chanel, portavoz del jurado nacional, otorgó los 12 puntos a Suiza (Zoë Më), ignorando a Austria e Israel.
Este resultado consolida la crisis española en Eurovisión, con siete participaciones consecutivas fuera del top 15 y solo tres entradas en el top 10 desde 2010. Expertos señalan la desconexión entre las propuestas nacionales -centradas en el mercado ibérico- y las tendencias eurovisivas, dominadas por el inglés y las fusiones genéricas.
Israel y Suiza: polémica y sorpresas en el podio
Yuval Raphael e Israel alcanzaron el segundo puesto (412 puntos) con New Day Will Rise, tema que mezcló música sefardí y pop oriental. La actuación estuvo rodeada de protestas: seis espectadores fueron expulsados por interrumpir con silbatos, mientras la UER aplicó filtros de sonido para atenuar los abucheos durante la retransmisión. Pese a la controversia, Israel logró el 58% de sus puntos del televoto, destacando el apoyo de diásporas judías en Francia y Alemania.
Suiza, como país anfitrión, protagonizó el momento más inesperado al otorgar sus 12 puntos a Italia (Lucio Corsi) en lugar de a Austria o España. Esta decisión, tomada por un jurado local independiente, elevó temporalmente a Italia al cuarto puesto antes del televoto final.
Austria gana Eurovisión 2025: Sistema de votación y transparencia
El nuevo algoritmo de votación -que ocultó las puntuaciones parciales hasta el final- generó críticas por opacidad[3][5]. Austria lideró desde la primera ronda, pero el reparto de puntos del televoto mostró divergencias regionales:
– Norte de Europa: 78% de apoyos a Suecia (KAJ) y Finlandia (Erika Vikman).
– Balcanes: 65% de votos para Albania (Shkodra Elektronike) y Armenia (Parg).
– Mediterráneo occidental: Francia y España mostraron preferencia por Italia y Portugal.
La UER defendió el sistema argumentando que «previene la manipulación estratégica», aunque varios delegados exigirán revisiones en la Asamblea General de junio.
Conclusión: música y geopolítica en la encrucijada
Eurovisión 2025 refrendó su naturaleza dual como espectáculo musical y termómetro geopolítico. Austria triunfó con una fórmula artística depurada, mientras España ahondó en su crisis de identidad eurovisiva. Las protestas contra Israel y el voto suizo a Italia demostraron que, más allá de las notas, el festival sigue siendo arena de conflictos sociales. Con Viena como probable sede en 2026, el reto para los países mediterráneos será adaptarse a un escenario cada vez más globalizado, donde lo local debe dialogar con lo universal para conquistar al público europeo.
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